Tú, chiquillo, deslizando tus dedos de alma inerte por mi mente.
Atormentando mis sábanas desnudas y desiertas.
Malgastando labios henchidos de vetos y velos.
Acallando placeres de corazones con agonía y desprecio.
No pidas oír más…
No querrás arruinarte la sorpresa al final…
No hay comentarios:
Publicar un comentario