Período de letras muertas,
vacías,
tras el teclado.
La mano que amasa corduras,
que guía prados,
la mano que agota manías.
Esa mano tumefacta,
agusanada,
inútil,
que se posa entre tu falda y la almohada,
que sueña, cansada, mis palabras,
mis voces, mi nada,
mi todo y mi tú.
Es mi mano
el vórtice convexo que seduce albas en montañas,
en cañadas
y en mentiras probabilizadas de realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario