Gabriel, con sus ojos de acero y cabellos coloreados por la luna, habló. Escupió amargas frases frustradas en tono frío y lejano. Como si...
Gritos. El pueblo entero ardía. Terribles alaridos de gente en llamas. Una sola iglesia. Todos encerrados, muriendo.
Gabriel, hermoso y triunfante, sonrió y echó a andar con paso ligero hacia el corazón del bosque bajo un cielo estrellado dejando el abrasador espectáculo humano a sus espaldas.
Hoguera de San Juan
1 comentario:
hola, ya hice mi blog.pero no he escrito nada.
hoy tal vez escriba algo, jaja saludos, feliz ano nuevo
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