Inspiración...

Con el viento...

Hoy estoy demasiado tranquila como para continuar con mi cuento "sádico" (según ustedes). A mí me divierte crear historias, siempre se me ha hecho fácil...de hecho para dormir, debo crearme una historia cada noche...pero nunca las acabo...me duermo antes de terminar y al despertar no las recuerdo...es algo triste.

Bueno, hoy pondré un cuento que hallé en una revista hace ya bastante tiempo. Quizá mi sentido del humor esté ya extremadamente viciado, pero me pareció bastante gracioso su desdichado final:

Hubo una vez un ser tan extraordinario

como cualquier otro en el mundo.

Tenía unas infinitas ganas de asistir a

una celebración, ya que jamás había ido

a una y por lo tanto no las conocía.

Durante incontables lunas, imploró

a todo aquel que pudiera escucharle;

Hasta que al fin, una noche, sus plegarias

fueron atendidas.

Hinchado de felicidad se preparó para la

gran apoteosis y, por primera vez en toda

su vida, asistió a una fiesta.

Grande fue su sorpresa cuando al llegar,

fue majetuosamente atendido como nunca

antes, pero mayor fue su asombro al

descubrir que sin él, la celebración

no tenía sentido.

Al final, se encontraba rostizado y con una manzana en la boca.