miércoles, 28 de julio de 2010

Espejos rotos y empañados

Espera, ya casi despierto.
Aún quiero recordar.
Mientras, déjame tus piernas enredadas, déjame tu cielo ardiente entre las mías.
Espera un poco, tan sólo un segundo más.
Aún sueño con...
Mantén tus manos cerca, exhaustas, derramándose en mi espalda.
No me mires, el gato aún no escapa por la tercera ventana.
Él, incluso aquél, espera por mí. A que despierte del todo.
Bésame, traigo la boca seca de vivir tan apaciblemente.
Espera, espera...
Tengo miedo, ¿puedes sentir la frialdad del alma perforando entrañas?
Es eso, es que aún quiero recordar.
Las flores precozmente secas de fingida armonía, golpean la luz en las pupilas.
Maldito gato gris.
Es un deseo incorrompible, aún necesario.
Muerte infinita que fuma ese ardor en mi cuerpo, que me obliga a tragarte en copas baratas y a grandes sorbos.
Malditas perversas ilusiones.
Las tres desvirtuadas viejas se me agolpan entre las mieses, aferrándose con piel asqueante a la línea vital en mi cuello.
Envejezco, justo como ellas. Se pudrirá el  encanto como gotas quemadas, ¿qué quedará?
Por ello, espera...
No me apresures la vida.
Ya casi despierto del todo...

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