viernes, 18 de marzo de 2011

A veces el sol te quema las córneas

A veces te deseo irremediablemente, pero no puedo tenerte; estás prohibido a mi cuerpo.
Internamente te planteo a mí como una posibilidad, pero me niego a aceptarlo; es inconcebible.
No creo poder contener la felicidad tan absurda y absoluta de conseguirte.

Pero...
           sería increíble plasmar una noche de playa en tu espalda.

No. Tengo miedo. Tu irascible existencia me aturde; eres el mar en julio. Depravado te entrelazas en mis palabras y te desmiembras para caer en mis muslos.

Aléjate, albergo terror de lo que sigue...

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